Pigmaci
Llamados también gnomos y a veces enanos, son una especie bastante referenciada en otras historias, mitos y leyendas. Huesis los describe como seres pequeños, provistos de “carne y sangre”, con el cuerpo rechoncho, las extremidades cortas, el rostro curtido, los rasgos grotescos y exagerados. Algunas sub-especies tienen las orejas redondas, otras puntiagudas, la piel puede ser morena o blanca, con cierto tiente azul-violáceo. Parece que son bulliciosos y de carácter alegre, pero muy susceptibles, con modales toscos. Activos por naturaleza, se encargan de los oficios más ligados al elemento material, como la construcción de edificios, la fundición de metales o la minería. Existen machos y hembras, pudiendo reproducirse igual que los humanos.
Terrago
Según el libro de Huesis, los magos suelen llamarlos “espíritus terrosos”. Están relacionados con el elemento tierra y comparten con los seres humanos un organismo provisto de “carne y sangre”. Son altos, normalmente muy delgados, aunque parecen existir algunos de baja estatura y gran corpulencia. Sus rasgos faciales combinan características del ser humano y el batracio, con alguna excepción más semejante a los peces y reptiles. El color de la epidermis suele ser gris verdoso, azul-violáceo o marrón, y la textura, muy rugosa, es similar a la de los sapos. Tienen las orejas enormes y puntiagudas, una a cada lado de la cara, pero existe una sub-especie que presenta varias membranas redondeadas en hilera ascendente. Los ojos pueden variar en el tamaño y color, pero por regla general son pequeños, lacrimosos y de tonalidad gris. El pelo, si existe, puede tener cualquier aspecto y coloración. Habiendo machos y hembras, se reproducen de manera idéntica a los seres humanos. El terrago es la especie que, junto con los enanos o pigmaci, ocupa la mayor parte de los oficios y profesiones que desempeñan los humanos.
Ogro
A simple vista, un ogro resulta repugnante y desagradable. Pertenece al elemento tierra y suele aparecer en la vida de algunos individuos cuando atraviesan momentos sombríos. Su carne está en constante estado de “fermentación”, por eso padecen horribles flatulencias que ciertos sabios llaman “alientos venenosos de dragón”. El aspecto físico recuerda un poco a los escuerzos, tiene una grande y poderosa mandíbula, provista de numerosos dientecillos afilados. Algunos desarrollan colmillos parecidos a los del jabalí. El ogro es de estatura pequeña (aunque más grande que un pigmaci), suele tener la piel cubierta con escamas oscuras, en tonalidad marrón o gris verdoso. Las orejas son enormes, similares a las de un gomero, rellenas con pelos que sobresalen hacia el exterior. Tiene los ojos amarillos y su sudor huele a excremento. De malos modales, es brusco y malhablado. Engaña y miente por naturaleza. Algunos ogros se encargan de los oficios más ligados al elemento material, como la construcción de edificios o la minería, pero la mayoría son holgazanes. Existen machos y hembras, pudiendo reproducirse igual que los humanos.
Duendes de la Fronda
Huesis describe una especie a la que llama “duendes de la fronda”, posiblemente la misma que aparece mencionada en el capítulo II de la novela. Son diminutos, no más de un palmo, tienen “carne y sangre” como los humanos. Presentan la cabeza esférica, desproporcionada respecto al cuerpo, con unas orejas muy finas y puntiagudas. Su piel es normalmente azul-violáceo. La boca y la nariz son imperceptibles, por ello muchos creen que carecen de ellas. Los ojos, vivaces y atentos, semejan dos botones negros. El cuerpo, menudo y de apariencia frágil, es rápido y flexible. Viven en medio de la vegetación, prefiriendo alojarse en plantas verdes y sin flores. Se reproducen por brotación ya que no poseen organos sexuales, no obstante, Huesis señala que es necesaria la presencia de otro para que el fenómeno tenga lugar. Parece que tienen el don de percibir los pensamientos ajenos e influir en la conducta de algunas personas desprevenidas aunque especialmente sensibles. Aún así, tienden a ser compasivos y suelen ayudar a quiénes le necesitan.
Umbro
Llamados también “Sombras del pasado”, Huesis es bastante escueto con relación a esta especie. Se trata de “seres originados dentro del elemento tierra” que tienen la habilidad de “absorber en su interior la esencia de cualquier personaje importante para la imaginería popular”, sus cualidades intrínsecas e incluso la apariencia externa. Parece que pueden tomar muchas formas, desde una entidad mitológica hasta un ser humano completo, esté vivo o difunto. Presentan una característica que los delata: su carencia de peso, motivo por el cual evitan las fuertes corrientes de aire.
Huesis no explica si tienen “carne y sangre” pero la levedad que caracteriza a sus cuerpos podría indicar una constitución sutil. Tampoco hace referencias a la sexualidad de los umbros, ni a sus costumbres o creencias, ni a ninguna otra cuestión más allá de la facilidad que tienen para “asimilar una imagen”. Aparentemente se dedicarían al oficio o profesión del personaje que están reproduciendo.
Hombrecillos azules
Son entidades pluriespirituales, conformadas por la simbiosis entre un duende de la fronda (ver sección correspondiente) y un silfo. Como asociación, el duende aporta consistencia térrea y el silfo la posibilidad de volar. Son diminutos, tienen “carne y sangre” como los humanos, presentan una cabeza esférica y desproporcionada. Las orejas suelen ser muy finas y puntiagudas. La piel es normalmente azul-violácea, pero se percibe azul debido a la envoltura sílfoide que les rodea. El silfo simbionte puede verse como un nimbo vaporoso en torno al cuerpo del duende, a veces, con alas nebulosas que parecen salir de la espalda. Suelen vivir en lugares húmedos, prefiriendo los campanarios de las iglesias o las chimeneas abandonadas.
Terragario
Según Huesis, se trata de una especie emparentada con los ogros. Están relacionados con el elemento tierra y comparten con los seres humanos un organismo provisto de “carne y sangre”. Poseen la piel terrosa, con tonalidades cobrizas. Los ojos, grandes y similares a los de los humanos, están ubicados a los lados de la cara como en los peces, lo que les reduce la visión al frente. La nariz, suele ser una pequeña protuberancia con dos o tres orificios. La boca, muy grande, tiene dientes finos y puntiagudos. Las orejas, igual a la de los ogros, son pulposas, anchas. Tienen la capacidad auditiva extremadamente desarrollada. Poseen un cuerpo muy fuerte y musculoso, algunos, incluso, pueden ser muy altos. Algunos son rápidos, pero en general, tienen el cerebro pequeño y el coeficiente mental bajo, lo que les hace torpes en reflejos y de reacción lenta. No obstante, suelen ser contratados como matones, guardias de seguridad y trabajos similares.