Exégesis de la Introducción I

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         La Introducción de la novela narra la historia de un hombre que despierta un día para descubrir una Buenos Aires desolada y vacía. No hay gente, las casas están deshabitadas, algunas construcciones son ruinas. Se adentra en la Ciudad para encontrar respuestas y se da cuenta que el entorno presenta unas características desconcertantes. El tiempo permanece detenido en un otoño perpetuo y el cielo, se mantiene cubierto por nubes de tormenta, dejando entrever un sol enfermizo.

       Cuando intenta ir más allá de los límites de la ciudad, descubre que está envuelta por brumas y llamas de fuego. Pasa los días en soledad, hasta que cierta noche descubre un grupo de gnomos que desfilan delante de su casa, provenientes de una Avenida cercana. Uno de ellos se acerca para revelar que es un “espíritu de la tierra” y que ellos siempre han habitado la ciudad junto a un ser misterioso conocido como "El Descifrante".

       El hombre se cuestiona por qué no hay más personas además de él y el gnomo explica que es el único ser humano que ha despertado, mientras que los demás siguen dormidos, por eso no los percibe. A medida que la ciudad cobra vida nuevamente, el anciano se despide y se va.

Análisis.

    El texto detalla una serie de características que evoca sentimientos de soledad y abandono. El protagonista, perdido y confundido, se enfrenta a una realidad desconcertante y busca desesperadamente a otros seres humanos. Trata de entender que ha sucedido, pero no encuentra ningún sentido.

           Los elementos que parecen en primera instancia y que describen la Ciudad de Buenos Aires, velan en realidad la descripción de la esfera de Malkhut del Árbol de la Vida Cabalístico, el mundo físico, conformado por los elementos simbólicos de la tierra, el aire, el agua y el fuego.

       “Llegó hasta los confines de la ciudad, la Avenida General Paz y se horrorizó de la visión: una bruma espesa y oscura le impedía atravesarla... Dentro de la niebla escuchaba, a lo lejos, como un ruido de espadas que chocaban y más adelante, en forma difusa, divisó algunas llamaradas e imaginó que también había una barrera de fuego....”

    El ruido de espadas que el personaje escucha en la periferia de la Ciudad es una alusión al aire y también a la fina discriminación, que como el filo de una espada, es capaz de distinguir las funciones apropiadas de la Consciencia.  El Riachuelo y la niebla aluden al agua, las edificaciones a la tierra. El fuego está representado en la barrera inexpugnable, que algunos ocultistas relacionan también con el “Circulo no-se-pasa” que delimita la experiencia del Iniciado.

    La ciudad desierta y las casas en ruinas representan también el estado de progresiva desintegración y desorden, propias de la fase inicial del proceso alquímico conocida como Nigredo, donde los elementos deben descomponerse antes de poder ser purificados y transformados. También indican que algo en el protagonista se ha quedado obsoleto, porque se encuentra en medio de la transición a un nuevo conjunto de significados, una ruptura con su realidad ordinaria para tomar conciencia de algo completamente nuevo.

Fr. Ruben Kreutzer.

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