Buenos Aires Utópica

 

A principios del siglo XVI Tomas Moro creó una palabra, hoy en día muy recurrente, conocida como "Utopía",  para titular una de sus obras más conocidas.  Parece que procede de la expresión “utopos”, y quiere significar "algo que no tiene lugar". La palabra adquiere el sentido de algo inalcanzable, fuera del tiempo o vinculado a una realidad ajena, “que se encuentra en otro mundo”. Suele considerarse como perteneciente al ámbito de "lo perfecto". Numerosos escritos reflejan ideas parecidas, generalmente asociados a una Ciudad. Tenemos “la Ciudad de las Damas”, de Christine de Pizan, "Cristianópolis" de Johann Valentín Andrae, "La Ciudad del Sol" de Tomasso Campanella, "La Nueva Atlántida" de Francisco Bacon…

En el Descifrante, Buenos Aires se revela como una Ciudad distópica. Si el protagonista y la Ciudad son uno, los acontecimientos que vive a lo largo del relato delatan su propia lucha interna. Borges, uno de los personajes que dialogan con él en el capítulo III, le revela que la Urbe está sumergida en una Guerra: La Guerra del Tiempo contra sí mismo. Una Guerra  entre dos rostros: el Pasado y el Futuro, donde el Presente se comporta como “un mosaico de contradicciones”, con aspectos del Pasado y del Futuro entremezclados. Tal como ocurre en la vivencia interior de todo aquel que comienza a transitar un sendero iniciático. Busca la Luz, la Gran Realización, pero muchos lugares de su mundo personal están todavía lleno de oscuridades y miserias, aristas y ángulos extraños que no reconoce como propios, cuestiones que arrastra, pero le sirven como puntos de apoyo para transitar y avanzar en el camino. La Buenos Aires utópica,  ideal, celeste y prototípica, que aun no fue hallada, es su meta.

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