Una lectura superficial de la novela, puede dar lugar a un entendimiento parcial del concepto "Ella", como arquetipo de la mujer esperada, ideal, que llega a la vida de una persona como su complementario. Se trata de un concepto que ha sido retratado en diversas formas dentro de la cultura popular, especialmente en la literatura y la psicología.
Como estereotipo de mujer, puede representar una imagen idealizada de la feminidad, con el objetivo de completar al hombre para hacerlo sentir pleno y satisfecho, imagen muy común en la música, el cine y la televisión. Es la mujer perfecta, hermosa, inteligente, cariñosa y atenta, que sabe exactamente aquello que su pareja necesita en todo momento. Sin embargo, este estereotipo, entendido de esa manera tan simple y parcializada, puede ser problemático ya que tiende a perpetuar una idea desajustada, en el que las mujeres deben ser perfectas y estar siempre disponibles para satisfacer las necesidades de los hombres.
En El Descifrante, el concepto de Ella se basa en un arquetipo más complejo y matizado. Muy cerca de las argumentaciones de Carl Jung, el fundador de la psicología analítica, la figura de "Ella" representa El Ánima, el aspecto femenino del inconsciente. En este sentido, Ella es un símbolo de la integración de lo femenino.
Sin embargo, tomando como base la Cábala y la Alquimia, en El Descifrante, Ella es una representación del mundo subconsciente, opuesto y complementario al mundo autoconsciente (simbolizado en el protagonista, el héroe masculino de la historia).
Ambos aspectos, Ella y Él, Subconsciencia y Autoconsciencia, forman parte de la psique de un mismo ser humano, sin importar el género al que pertenezca. El protagonista de la novela, no es otra cosa que la Autoconsciencia del lector o lectora, indistintamente, y Ella, donde quiera que aparezca, su propia Subconsciencia.
En la mayoría de las historias arquetípicas, el héroe masculino tiene una misión importante que cumplir, pero también necesita el apoyo y la ayuda de una mujer para lograr su objetivo. En El Descifrante, durante las etapas iniciales del relato, el arquetipo femenino adopta un aspecto más romántico, figurado como el interés amoroso del protagonista, la amada inalcanzable o la amada perdida, pero siempre representa ese mismo principio lunar y subconsciente.
Ella, también aparece representada en el arcano número 2 del Tarot, la Suma Sacerdotisa, y en Alquimia, como el símbolo de la Materia Prima con la que debe trabajar el alquimista para realizar la Gran Obra.